Dulce llorón,
ingenuo malherido.
¡Despierta!, aquí estoy,
Otra vez te quedaste dormido.
Volviste a quemar tus ganas con mi delirio,
apaciguas tu rabia con mis latidos
y otra vez te quedas dormido.
Dulce llorón,
iluso, inocente,
recargas tus penas
en la curva de mi espalda.
Le cuentas tu historia
a mi boca que por ti se desgarra.
Y yo me quedo despierta,
viendo como sueñas con el alma en un hilo.
Dulce llorón
que de miedo mueres,
te ahogas en tus silencios
mientras yo sacio nuestros placeres.
Dulce llorón,
de muerte sufres
y yo, de sufrir, vivo.
Y que a tu lado sufro y me alimento,
mientras tú, para dejar de llorar,
me tomas y yo me desvanezco en tus motivos,
sin oponerme, sin reproche...
Y otra vez te cansas,
y otra vez lloras,
y otra vez te quedas dormido...
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1 comentario:
Hace unos mese, cuando abriste tu blog, esta cosita fue una de las que más me llamaron la atención. ¿Acaso no es horrible la indiferencia de la persona querida? la falta de esfuerzo, le falta de energía, el derrotismo contagiado en la intimidad, la mente que llora y pide comprensión sin querer escuchar nada más que su propia voz y las palñabras de compasión, el añoro frustrado de palabras de aliento...
Al menos, esas cosas me evoca este pequeño texto. Es muy fuerte y bello, como la idea de agonizar al ritmo de una canción triste de Nick Cave. Es la rutina de vivir sin vivir, esperando que los sacrificios tengan sentido. Una vez entrevisté a Evelin sobre el tema de la posiblidad ("todo lo que puede pasar, todo lo que no es seguro, todo el futuro imaginado"); habló de como vivimos contando con que ciertas cosas sucedan, como inventamos posibilidades según nuestros deseos y conveniencias en lugar de según nuestras metas y su relación con la realidad, y más estremecedor aún: que vivimosesperando que las cosas sucedan, sin recordar o sin saber que debemos perseguir las posiblidades, "posiblitar" no solo morir esperando.
Creo que en todo tipo de cariño (hacio uno mismo, hacia alguien amado, hacia familia, etc.) es importante saber plantar los pies en la tierra para buscar conocer al otro, de modo que uno pueda satisfacerle, amarle, y también que uno pueda saber por qué el otro no logra lo mismo. Por qué no corresponde, por qué no hace esfuerzos...
lo peor es cuando uno pasa años estudiándole, y descubre esas razones, pero no logra hacer nada. Uno de mis peores miedos es convertirme en otro llorón, de a dos son más estremecedores. La insípida rutina de ser el colchón, olvidándose de que también hay que luchar por no echarle la culpa al llorón. El silencio es otra forma de lloriquear.
Volviendo al texto, me agrada como hilas las emociones y las palabras. Por lo general no me agradan las analogías sexuales así de explícitas (excepto ciertos excesos involucrando muppets), pero las manejas con una tremenda espontaneidad, no exageras con ellas y no las tratas como erotismo barato, sino algo más profundo. Es una especie de nostalgia del erotismo sano, de ese algo bello que se ha perdido, ha desaparecido del interior de esa persona al otro lado de la cama; y así me impresionas por tu técnica: has tomado una imagen muy común en la vida y en la literatura y le has dado muchísima fuerza, toda la fuerza que perdió cuando la costumbre la arrojó al vertiginoso mundo del cliché (también las imágenes se convierten en dulces llorones, a veces se les obliga a serlo).
Esta imagen forma parte de las vidas de una infinidad de personas, es algo trsitemente normal y ha sido reflejada con frecuencia en la literatura, en el cine (Bergman y Woody Allen favorecen escenas de matrimonios indiferentes en la cama, ´por poner un ejemplo muy obvio; David Lynch lo incorporó mágicamente a dos películas de terror, linda variación), la poesía... Es una imagen débil como la muerte: algo a lo que estamos ya acostumbrados al punto de la insensibilidad. Pero aún tiene cierta chispa, y tú la encontraste (¿tal vez la conociste en toda su triste realidad?)
Muchas gracias por esta cosita. Rescataste algo muy importante, demostraste mucho talento, creaste algo de mucha belleza (pues es un texto bello, gastaría otros diez párrafos en un patético intento por explicar su atractivo estético y la pura belleza de la sencillez y delicadeza de tu escritura). Dentro de tu obra, es uno de mis favoritos.
Y también me mostraste que se puede lograr algo así. La impresión es linda, las imágenes son muy abstractas y parecen dar vueltas, crecer, cambiar, cada vez que se lee o se recuerda. Es un remolino muy inspirador, un paseo inolvidable. Gracias por cosas como esta.
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