sábado, 9 de mayo de 2009

Copilación de sentires**** (Abril 29, 2009)


Con la conciencia tranquila y los pies fríos
voy caminando bajo el sonido de tu voz,
con el ritmo de cada palabra que se escapa de tu boca
con extraña naturalidad.
Me desvelo en la fragilidad del alba,
en pleno parpadeo repentino que anula
el sueño que nos encierra de manera única para mí.
Te guardo en el bolsillo de mi costado izquierdo
y en los secretos poros de mi piel.
Me llueve la ausencia
y me conforta como nunca la soledad.
En esta figurada pandemia quiero abrazarte
y perderme oliendo tu pecho,
durmiendo gracias al arrullante palpitar de tu corazón.
Te conozco como nadie,
te quiero como nadie y como a nadie,
pero aun así no estás conmigo.
Me detengo a mirar la luna,
todavía tengo los pies fríos,
mis pensamientos siguen el sendero de tu frase:
"no me olvides"...
Y tú todavía no regresas para estar siempre conmigo...

Me tienes...**** (Abril 11, 2009)


Me tienes aquí,
recostada sobre el piso frío,
ardiendo por saber de ti.
Luces débiles que se acercan
más y más a este lugar tan vacío,
luces inexistentes de una conocida realidad.
Vienes, te vas,
te quedas colgado en medo del mar;
sé que aún no decides si quieres saltar.
Me tienes detrás de tus pasos,
siguiéndote a lo lejos sin perderte de vista,
sin dejar de observar cada movimiento que das.
Las libélulas vienen y van,
se pasean frente a mí
como si quisieran jugar.
Tu juegas contigo, juegas conmigo
y yo, por otro lado,
ya quiero descansar.
Te llevo tatuado con arena y sal,
tu sabor se quedó en mis labios
y tu olor en mi pausado respirar.
Comienzo, termino;
tú no llegas,
ya no estás.
Yo te espero en el silencio,
en plena oscuridad.
Me tienes buscando hadas,
buscando un vuelo hacia la Luna,
buscando algo que me lleve hasta donde te encuentras.
Te pondré un cascabel en el tobillo
para escucharte a tu vuelta.
Te esperaré dormida sobre la hierba,
bajo la luz del Sol refractada por tu ausencia
y por tus recuerdos volátiles en burbujas de jabón.
Mi corazón te guarda,
mis manos te acarician
a distancias intrépidas imposibles de imaginar.
Mis pupilas te ven con más claridad
si cierro mis párpados,
eres una imagen fija preformada,
a veces sorpresiva,
eres más que una imagen real...
Me siento estúpida,
me siento tonta escribiéndote sin sentido,
rimando sin rimar,
repitiendo verbos y sustantivos,
recreando la misma realidad absurda,
usándote como pretexto inútil para crear,
crear algo inútil porque ya no sé cómo renovar.
Me tienes llorando,
atada a ti por un placer ridículo y masoquista,
renuente a expandirme fuera de esta cueva negra
que me ha llenado de una falsa seguridad.
Ya no espero nada bueno,
nada malo,
espero nada de tu estilo personal.
Te amo en silencio,
te odio cuando creo que es tiempo.
Te extraño casi a cada momento,
te recuerdo sin tener que olvidarte.
Te creo y después te dejo de creer.
A veces dudo de quién eres,
aunque sé exactamente
quién eres, quién fuiste,
de quién me enamoré.
No quiero descubrir lo contrario,
te quiero a ti como eres,
como ambos sabemos que existes.
No me hagas dudar de ese ser humano
que le dio un ritmo nuevo al latir de mi órgano vital.
No me decepciones,
no te alejes, regresa,
no te pierdas,
te quiero frente a mí, completo,
entregándome todo lo que tienes una vez más,
diciéndome que me amas como lo dijiste alguna vez,
incluso con mayor intensidad.
Y con todos esos deseos,
enterrados en el fondo de ningún lugar,
me tienes aquí, frente a ti...

miércoles, 6 de mayo de 2009

La sombra de la libélula (prueba I)**** (Abril 05, 2009)


Mi cuerpo sufría constantes tremores,
el estómago se extendía y se encogía
al ritmo de los latidos de mi corazón.
Saberte cercano y a la vez tan distante
activó mis nervios de una manera molestamente familiar.

Dormí pensando en ti.
Desperté pensando en ti.
Leí en las páginas más profundas nuestros recuerdos...
Me quedé en ese espacio y ese tiempo...

El cuento permaneció en suspenso.
Me callo y huyo al ver tu recuerdo en mi ventana
esperando por volver a entrar.
Y camino por las calles con gente en gran cantidad
sin saber que nunca te olvido en realidad...

No pensé, no pensaba, no pienso nada en ningún lugar.
No quería, no quiero, no sé si me dan ganas de querer.
Y tú te empeñas en seguirme de cerca
como la sombra de la libélula que apenas y se deja ver.

Derriten mis sueños los acercamientos de tu rostro a mi mente...
El silencio me conforma con un poco de sabor a sal.
Y no me canso de repetir que te amo
y que te espero y que te extraño,
y me repito que eso no es tan malo, pero es poco sano.

Busco a aquellas que vuelan de manera particular
como si trajeran buenas noticias de ti,
simplemente noticias inaudibles de tu aura personal...
Y ahí están cuando menos las he de esperar,
como tú, inesperadamente sorpresivo.

Aquí me tienes, tratando de empezar algo mientras pienso en ti;
buscando la diferencia exacta entre confusa y confundida,
entre tu ausencia y tus distanciamientos abusrdos
hasta el grado de vomitar.

Déjame dormir en medio de tus brazos otra vez.
Acábate mi piel con tus besos
y lléname los ojos de mares con mares de luceros.
Susúrrame palabras desde tu corazón sincero.

Enciérrame, pero esta vez con una llave
para poder salir cuando yo quiera y no quedarme tras las rejas
contemplando la sombra de la libélula,
la sombra de tu recuerdo,
la sombra de ti...

Fragmento de imaginación...** (Abril 02, 2009)


Cuatro libélulas que vi ayer,
los lugares por donde pasé...
Todos tus recuerdos volvieron a mí,
en los momentos menos esperados,
en los momentos en los que me obligué a hacerlo.
Pasa que nunca te vas de mi lado imaginario...

¿De qué me sirve?**** (Marzo 7, 2009)


Lo perdí, perdí el lazo,
mas no perdí aquel que me une a ti.
Las sirenas cantaron
y las nubes se unieron sobre mí.
Las hadas volaron ante mis ojos
y el viento me envolvió una y otra vez.

Quisiera poder olvidarte,
quisiera no recordar tan frecuentemente el pasado,
quisiera no visualizarlo, visualizarte a cada paso.
Sin embargo, no quiero deshacerme de ti,
de lo que representas,
de lo que significas, de lo que eres...

Pero hacerlo ¿de qué me sirve?
Si tú no lo notas,
si tú no lo sabes,
si tú no lo sientes, ¿de qué me sirve?

Imposible no fue...** (Marzo 3, 2009)


Imposible no fue, ya ves que esa palabra pocas veces sirve.
Hoy te recordé como nunca,
cuando pensé que todo estaba pasando.
La verdad es que no, ¿a quién engaño?
No me puedo ocultar mis propias verdades.
¿A ti sí? Creo que me conviene...
Te quiero, no lo niego,
me quieres, no lo niegues...
¿Volverás? El futuro es incierto,
¿Lo harás? Quisiera saber...
Te extraño... Me haces mucha falta...

Cada día menos...**** (Marzo 2, 2009)


Me comí la sopa de buen sabor,
leí, escuché, comprendí, sonreí
y muy poco me acordé de ti.
La silueta de tu cuerpo, si bien no la olvido
y en la oscuridad la podría encontrar,
ya no perturba mi mente.
Tu presencia sigue siendo el foco de mi nerviosismo,
pero hace tiempo el nerviosismo dejó de ser un factor importante.
Los ciegos no han dejado de ser ciegos,
los mudos aún no articulan el sonido de laguna sílaba como "tú"...
Tú sigues siendo tú,
y yo soy una yo remasterizada,
me he dado más color, me he mejorado.
Sé que te sueño porque lo siento,
pero no sé que parte de mi imaginación,
inconsciente y nocturna, has invadido.
Te llevo en mi muñeca izquierda como un listón azul atado a ella,
resultas tan esencial como accesorio.
Y parece que ya no te pienso
con la misma frecuencia que hace dos semanas.
¿Qué harás? ¿Dónde estarás?
Y la más importante: ¿cómo estarás?
Son preguntas diarias, ocasionales,
volcadoras de mi corazón y de mi razón.
Vas perdiendo fuerza en mí porque no te tengo cerca,
mas si volvieras sé que me sacudirías por partes de pies a cabeza.
No tengo miedo, ya no...
ya no te espero como antes solía hacerlo...
No sé si te quiero como antes lo habría sentido...
Te busco y no te encuentro,
siempre llegas de improviso
y ya me acostumbré a las sorpresas que das.
¿Qué si me duele el alma? Ya no tanto,
¿qué si estoy feliz? Bastante.
¿Qué si te recuerdo? Sí, pero cada día menos.
No planeo olvidarte, no podría,
pero es bueno mantenerte ausente.
Hoy sonreí y me sentí como hacía tiempo no me había sentido...
Y tú no estuviste ahí...